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Iniciar sesión¿Alguna vez has pensado a qué huelen las cremas faciales y cómo se consigue ese olor? ¿Es de origen sintético o natural? Un acto tan cotidiano para el que muchas no tiene importancia, cobra sentido después de conocer cómo algunas firmas de belleza sostenibles cuidan todo el proceso de principio a fin, incluso el del aroma.
Es el caso de Weleda, marca de cosmética natural 100% certificada, y su último lanzamiento; una combinación de crema de día y de nocheantiedad más contorno de ojos, que no sólo ofrece una potente acción antienvejecimiento y antioxidante frente a los signos de la edad, también cuida del planeta y de las personas.
Para descubrirlo, viajamos hasta el Valle de las Rosas de Kalaat M'Gouna, Marruecos, un espectacular enclave donde cada mes de mayo se produce la recolección de la rosa damascena, el ingrediente de lujo que da olor a la línea Wild Rose de Rosa Mosqueta y Té Blanco de Weleda, y que tanta importancia tiene para la firma Suiza que su proceso de extracción, desde la recogida en los campos hasta la obtención artesanal del absoluto de rosa en la planta de destilación, sea sostenible, ecológico y libre de micro plásticos y aceites minerales.
«Para Weleda, la sostenibilidad está en el núcleo de nuestra identidad de marca. Significa ser conscientes de nuestra huella ambiental, asegurar prácticas éticas y promover el bienestar holístico. Nos esforzamos por crear productos que no solo sean eficaces, sino también respetuosos con la Tierra», nos explica Nadine Santiago, Directora de Sostenibilidad de Weleda y encargada de asegurar dicha sostenibilidad en todos los aspectos de la empresa.
«Seguimos un enfoque estratégico para integrar la sostenibilidad de manera sistémica en toda la compañía, con un enfoque claro en la cadena de valor. Definimos cuatro áreas estratégicas: biodiversidad y suelos saludables, impacto ambiental, desarrollo sostenible de productos y diversidad, y bienestar de nuestros empleados. Para cada área, tenemos objetivos concretos, acciones e indicadores clave de rendimiento (KPIs)», cuenta Santiago.
Sobre el terreno, la teoría se aplica de forma contundente y sin excepciones para todas las materias primas que trabaja la marca, como esta rosa damascena que crece envidiablemente gracias a una favorecedora climatología: un valle alto y frío en invierno que florece en primavera gracias a las propiedades de un suelo fértil amparado por el agua del deshielo del Atlas y un sistema de cultivo implantado por Weleda en la cooperativa que dirige Jamal Chahboun en Marruecos, el principal proveedor de rosa damascena para la firma y fundador a su vez de Phytotagante, otra cooperativa especializada en aceites esenciales, situada en Francia, con la que Weleda lleva años trabajando.
¿Cómo consiguen que estos campos de rosas crezcan sin pesticidas ni fertilizantes químicos y que su absoluto sea 100% puro? «Gracias al sistema de diversidad agrícola, es decir, no tener un cultivo 100% de puro de rosas, sino mezclarlo con otros árboles como olivos, albaricoques o almendros», cuenta Clement Oberndorfer, agrónomo responsable de la gestión agrícola de Weleda.
Este tradicional sistema de biodiversidad aporta beneficios a los diferentes cultivos y ayuda a mantener la salud del suelo. Por ejemplo, los albaricoques plantados al lado de los arbustos de rosa damascena equilibran las temperaturas para evitar las heladas, previenen la erosión, contribuyen a la polinización y enriquecen el suelo para hacerlo más fértil. En cuanto a la pureza del extracto de rosa, desde la cooperativa trabajan mano a mano con Weleda para asegurar que el absoluto, tras someterse a un proceso de prensado artesanal, sea puro.
«Hay mucha presión para mezclarlo con sintéticos o con otras materias naturales más baratas. Si le agregas un 10% de un producto barato, aumentan tus ganancias», explica Jamal Chahboun. Por eso, para ellos es esencial comprobar la calidad. «En Weleda tenemos un laboratorio de análisis de calidad muy estricto y preciso para verificar si el absoluto de rosa es realmente puro o no. Analizamos cada lote que compramos para que no haya contaminantes», apoya Clement Oberndorfer.
Por ejemplo, «si alguien utiliza spray antimosquitos, lo detectamos en el análisis final aunque no lo apliquen en la flor directamente, por eso ya no están permitidos. Otro problema que tuvimos el año pasado fue con los guantes. Las recolectoras usaron unos guantes que contenían ftalatos que después detectamos en las rosas. Así que ahora los lavamos antes de usarlos y los dejamos al sol para reducir los residuos», argumenta Oberndorfer.
Eso sí, no todo se centra en la materia prima y en su proceso minucioso de recolección, extracción y análisis. Para terminar de entender la filosofía de Weleda, el componente humano también es esencial. Y en Marruecos cumplen con esta máxima en la cooperativa de Jamal.
En ella trabajan 85 mujeres locales e independientes que además de recibir su propio salario, deciden por sí mismas qué hacer con las ganancias extras que recibe la cooperativa: crean proyectos independientes de venta de dulces típicos o de costura tradicional para mantenerse todo el año ocupadas y complementar así el trabajo en el campo durante la recolecta de la rosa, del albaricoque, de la almendra, del olivo...
Una red de apoyo y un entorno seguro de trabajo a largo plazo para las mujeres marroquíes que se completa con una granja guardería en el propio campo de cultivo, construída por Weleda, que cuenta con aulas, cocina y lavabos, donde las trabajadoras paran para descansar entre turnos y donde sus hijos son cuidados durante la jornada.
«Este tipo de relación, esta cooperación que tenemos aquí, no es nada típica, especialmente en una industria cosmética en la que lo habitual es comprar una fragancia ya terminada y simplemente añadirla a tu producto. Nunca tienes relación directa con los agricultores o productores.
Antes trabajábamos con una cooperativa en el valle de la que recibíamos las rosas que las familias recolectaban. Al pagar a la cooperativa no sabíamos si el dinero llegaba de forma justa a las familias. No era satisfactorio para nosotros. Por eso le pedimos a Jamal que viniera aquí, a esta zona, para desarrollarla y trabajar directamente con las mujeres locales», cuenta Clement Oberndorfer.
De vuelta al producto, y para completar una sostenibilidad 360, el packaging tampoco se descuida. «En cuanto al embalaje, Weleda ha tomado medidas para reducir el uso de plástico y los residuos. Por ejemplo, hemos sustituido algunos de nuestros tubos de plástico para cosméticos naturales por aluminio reciclado, que tiene una huella de CO₂ mucho menor. Priorizamos materiales reciclables y soluciones de envasado innovadoras que minimicen el impacto ambiental», explica Nadine Santiago.
En las cremas de día y de noche de la línea Wild Rose de Rosa Mosqueta y Té Blanco, los envases se han modificado y ahora son de vidrio verde reciclado. «De cara al futuro, nuestros objetivos de sostenibilidad incluyen mejorar la biodiversidad, reducir aún más nuestra huella de carbono y continuar innovando en el envasado sostenible. Estamos comprometidos a establecer metas ambiciosas y alcanzarlas», concluye la experta en sostenibilidad.
HORÓSCOPO
Como signo de Aire, los Geminis son sociables cariñosos y divertidos. Son buenos conversadores y tenaces en sus planes y objetivos, con un punto de despiste. Pero, por la dualidad de su origen zodiacal, también pueden ponerse intensos de repente y obsesionarse con racionalizar todo lo que les rodea.