

Crear una cuenta
Iniciar sesiónA una hora y media de Málaga y una hora y 45 minutos de Sevilla o Cádiz, el pueblo de Ronda se erige majestuoso sobre un escarpado desfiladero de 100 metros, el Tajo de Ronda, salvado por el símbolo de la ciudad, el Puente Nuevo, que une el barrio moderno o del Mercadillo y el barrio antiguo, dejando unas espectaculares vistas sobre el precipicio. Además, imprescindible visitar sus baños árabes, los más antiguos de la Península Ibérica, o emprender desde esta villa una ruta por los Pueblos Blancos.
Con orígenes en la Alta Edad Media, el pueblo de Cudillero, en Asturias, es uno de los rincones más pintorescos del Cantábrico. A 45 minutos de Oviedo, media hora de Gijón y escasas dos horas de León, no podemos irnos de este pueblo pescador abierto al mar, pero enclavado en la montaña, sin visitar el Museo de Selgas, la Iglesia de Santa Maria de Soto de Luiña, la Capilla del Humilladero, la Iglesia de San Martín de Luiña o sus imponentes miradores. Aquí te mostramos los pueblos más bonitos de Asturias.
Como ya te contamos en nuestra selección de pueblos más bonitos de Aragón, “Las murallas de los montes de Albarracín te harán sentir que estás en otra época. El castillo en el que terminan estas es de visita obligatoria, así como la Catedral del Salvador, el Alcázar de Albarracín y las Torres de Andador, Doña Blanca y de la Muela”. Con una historia que se remonta a la baja Edad Media, no dejes de fijarte en las imponentes puertas y los curiosos tiradores que rematan muchas de ellas. Albarracín está a dos horas de Valencia y de Zaragoza.
La excepcional situación de Orbaneja del Castillo, a una hora de Burgos y poco más de hora y media de Santander, hacen de este pueblo uno de los más pintorescos no solo de Castilla y León, sino de toda España. En un meandro encaramado sobre la ladera de un cañón de piedra caliza Del Valle de Sedano, el Ebro “juega” entre las piedras de esta pequeña villa que remonta sus orígenes a la primera Edad Media. Hoy sin castillo, los edificios poderosos y las casas de piedra rotunda del casco histórico y la antigua judería culminan en La Cueva de la que brota el agua que hace único este mágico rincón de la provincia de Burgos.
A menos de una hora de Madrid encontramos el que para muchos es el pueblo más bonito de la Comunidad. Su cercanía a la capital, su curiosa historia (tuvo su propio Rey y cuenta la leyenda que el pueblo jamás se rindió a la invasión francesa), sus casas de pizarra negra, sus calles empedradas de trazado sinuoso y la magnífica naturaleza que la rodea, perfecta para hacer rutas de senderismo, han hecho de esta villa una de las favoritas para excursiones de un día en las que trasladarnos a otra época. La iglesia de San José, la cueva del reguerillo, el pontón de la Oliva o Ermita de la Virgen de la Oliva son paradas obligadas. Eso sí, es muy difícil aparcar en el pueblo, y lo más probable es que toque dejar el coche en Patones de Abajo y caminar unos 20 minutos hasta tu destino. Pero merece la pena.
La Costa Brava en general, y Cadaqués en particular, merecen no una escapada sino, al menos, una al año. El “paraíso” de Salvador Dalí es, probablemente, uno de los pueblos más bonitos de Europa gracias a su privilegiada situación aislada en el Parque Natural del Cap de Creus, en el Alto Ampurdá (a poco más de dos horas de Barcelona), su esencia marinera, sus pequeñas calles empedradas flanqueadas por casas blancas encaladas y engalanadas con flores, su casco histórico coronado por la Iglesia de Santa María, su playa salpicada de barcas que parecen colocadas por un pintor para inmortalizar su gran obra... y su luz mágica.
A medio camino entre Ferrol y A Coruña, la villa de Pontedeume, con más de 750 años de historia, es la perfecta conjunción de bosque de río (las Fragas do Eume es un lugar mágico), mar (con la familiar playa de Cabanas) y montaña. Entre los imprescindibles, su emblemático puente de piedra, el Castillo, el Torreón y el antiguo Pazo de los Andrade, la muralla de la Villa, el arco de Maldonado, la iglesia De Santiago, la capilla de San Miguel de Breamo, y los Monasterios de San Juan de Caaveiro y Santa María de Monfero.
Hondarribia es un pueblo para disfrutar con los cinco sentidos. A menos de media hora de San Sebastián y a hora y media de Bilbao, la villa amurallada es una de las mejor conservadas de España, y en ella se encierra un imponente trazado medieval con edificios solariegos y angostas calles adoquinadas. Ya entremos por la Puerta de Santa María o por la de San Nicolás, no podemos dejar de pasear por su calle Mayor y deleitarnos con sus imponentes casonas (la Iriarte, la Ladrón de Guevara, la Zuloaga) y visitar el Ayuntamiento, el Palacio Casadevante y el Eguiluz, sus baluartes, la Iglesia de Nuestra señora de la Asunción y del Manzano, el Castillo de Carlos V con su Plaza de Armas o la Plaza de Guipúzcoa. Echa un vistazo a los pueblos más bonitos del País Vasco.