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Gloria Santamaría, sobre el éxito de Mimodemami y su libro La casa que soy: «Ha sido una catarsis familiar»

Gloria Santamaría, más conocida como Mimodemami en redes sociales, publica su primera novela, La casa que soy (Planeta de Libros), una métafora de su propia transformación, y la de su familia, a través de la reforma de su nueva 'casita'.

Gloria Santamaria posa con su libro, La casa que soy (Planeta de Libros), en la Librería Celama de Madrid, donde la entrevistamos. LUCA LÓPEZ
Gloria Santamaría, sobre el éxito de Mimodemami y su libro La casa que soy: «Ha sido una catarsis familiar»
Ana Calvo
Ana Calvo

Gloria Santamaría se define a sí misma como una «aprendiz de todo y maestra de nada, multitasking y multiplataforma». Y, por encima de todo, como segoviana. Licenciada en ADE, se dedicó durante años a la banca, hasta que un día decidió reinventarse y dar un giro de 180º a su vida. Ahí nació Mimodemami, su alter ego en las redes sociales, donde esta mujer vital y todoterreno arrasa con su mirada cálida, real y creativa sobre decoración, bricolaje DIY, maternidad, costura y estilo de vida.

Ahora, Gloria da un paso más allá y traspasa las pantallas de nuestros smartphones para colarse de una forma mucho más íntima en nuestra vida: con la publicación de su primer libro, La casa que soy (Planeta de Libros), una novela en el que mezcla dosis de ficción, recuerdos familiares, superación personal y pasión por el bricolaje. Charlamos con ella sobre ese universo en el que restaurar una casa, su casita, también puede ser restaurarse a sí misma, poco antes de que firme ejemplares en la Feria del Libro de Madrid el viernes 13 de junio (de 19 a 21h.).

En la historia de La Casa que soy se busca estrechar los lazos familiares a través de la restauración y decoración de la casa y esto se convierte en una métafora de tu propia transformación. ¿Qué significa para ti este proceso simbólico?

Ha sido un poco sin querer, en el momento personal en el que me encontraba, debido a esta fobia que sale en el libro y que me ha acompañado durante casi ya la mitad de mi vida. En ese momento personal en el que estás buscando una solución y empiezas, vas a terapia y hablas e investigas. Al final sale ese trasfondo de que todas las personas somos lo que hemos sido en la infancia. Que al final todos somos papá y mamá, cómo nos hemos enfrentado al mundo. Y entonces vas hilando. Y en ese momento, que es cuando empecé a escribir el libro, al final ves que todo está relacionado. Fue un poco sin querer, ese hilo conductor de la casa y de la construcción de mi persona. No ha sido buscado, pero de repente, todo encaja.

Gloria Santamaría estará firmando ejemplares de La Casa que soy en la Feria del Libro de Madrid el sábado 31 de mayo (de 12 a 14h.) y el viernes 13 de junio (de 19 a 21h.) Planeta de Libros

La 'casita' es en realidad el escenario en el que se desarrolla una conversación en la que os abrís en canal y habláis de recuerdos, de todo tipo de sentimientos, de miedos y fobias, de relaciones, de resiliencia… ¿Ha sido terapéutico?

Ha sido una catarsis familiar. Y esto lo digo alto y claro. Ha sido una suerte poder hacer esto en vida de todos, poderlo hablar. Mi padre tiene sus 84 años. Mi madre va a hacer 80. Vienen de una generación totalmente diferente. Precisamente surge de una terapia en la que todo me hizo click, porque me decían que esta generación estamos todos en el mismo barco, precisamente porque todos venimos de esos padres y abuelos que han vivido una guerra, una posguerra. Miserias, miedo e incertidumbre por el futuro. Y eso marca mucho, porque todos los miedos, todas las ansiedades, son heredados y van trasladándose de generación en generación.

En el libro mencionas una frase: «Hay que dar un beso a los niños cuando están dormidos. Quererlos, pero que no se enteren». ¿Cómo ha cambiado la forma de ser padres y de ser hijos?

Lo decía la abuela de una amiga. Ha cambiado todo. Ha sido del blanco al negro, del agua al vino, del día a la noche. [...] Hay momentos en los que dices: nos estamos pasando. Ahora la línea en la que vamos de crianza respetuosa, educación positiva, cuando tú te lees la teoría, realmente lo ves y entiendes que es así. Esa motivación intrínseca. Esa generación de antes, esa generación autoritaria, esos padres que pegaban a sus hijos. Si tú lo pones en perspectiva, te das cuenta de que si un niño lo que recibe de la persona que le quiere son golpes y gritos, lo que va a hacer a las personas que quiere son golpes y gritos. Y puede ser que haya veces que seguramente nos pasamos, pero porque tampoco sabemos. Estamos aprendiendo y las siguientes generaciones lo harán mucho mejor que nosotros.

También mencionas en La casa que soy que 'la casita' se convierte en vuestro lugar feliz en el que recogeros y recuperar el equilibrio cuando lo perdéis. ¿Qué representa esa 'casita' para ti?

Para mí esa casita es mía y soy yo. Me hace mucha ilusión por mi madre, porque entiendo que ha sacrificado mucho y que ha estado siempre detrás de mis caídas, levantadas y reinvenciones. Y hubo una casa en un pueblo que en su momento no pudo ser, así que esta es una forma de devolverle esa ilusión, ese lugar, esa familia que sé que le gusta, que le encanta y que será muy feliz.

El hilo conductor de todo es la casa y de hecho hay un párrafo al final que yo creo que lo explico. Realmente lo que siento es esa parte de hacer la casa, empiezas, no sabes muy bien cómo hacer, no sabes cómo decorarla. Y al principio buscas algo que le encaje a todo el mundo y luego vas pensando en que no, no tiene por qué gustar a todo el mundo. Hay ciertas cosas que, como tienen un valor, piensas que las tienes que tener sí o sí. Y al final derrochas muchísima energía porque no encaja. Así que tienes que hacer ese trabajo de decir: no, que esto no tiene que estar, porque a mí me quita mi energía. Esa es la casa, pero llevada al terreno personal: es la casa que soy.

Dicen que las reformas y las mudanzas son uno de los procesos que más afectan a las relaciones familiares y en esta novela si en algo se profundiza es en la familia. ¿De verdad se puede salir bien parado de algo así? ¿Cómo viviste las diferencias familiares y los reencuentros al escribir?

Siempre he vivido más encuentros que desencuentros. Ahora te das cuenta de esas cosas que te han hecho daño, el porqué. Yo hago también mucho énfasis en el comprender sin juzgar y que cada uno, en el momento en el que estamos, hacemos lo mejor que podemos o como sabemos. Pero siempre hay un buen fin. No hay una mala intención. Aunque muchas veces no lo sabes. Reconozco que esa parte la he disfrutado muchísimo, porque realmente me he puesto en la cabeza de cada una. No sé si saldríamos bien paradas. Seguramente cada tres o cuatro días necesitaríamos irnos cada una a respirar aire puro en solitario.

¿Cómo compaginaste la escritura del libro con tu vida familiar y en redes?

Cuando la editora, Rosa, me propone escribir el libro, yo digo que no porque no tengo tiempo. Es un 24/7. Y los hijos, que son tres y además en edades muy distintas. El único momento que tenía era en mis caminatas, caminando y contando al teléfono. Esas caminatas surgieron como fruto de una terapia y pasé de fase de desconectar, escuchar música y caminar, a desconectar y conectar conmigo de otra forma mientras caminaba.

La familia es el cemento que da forma a la obra y hay un momento del libro en que, en boca de tu hermana, se da una definición muy bonita porque dice tu hermana que «ser una familia es ofrecer ayuda incondicional, estar en los malos momentos y recibir siempre con los brazos abiertos». ¿Eso es la clave de todo?

Es la clave de todo. Esta hermana, que es la segunda, es mi hermana Irene. Ha estado sola, no tiene hijos, y al final el hecho de dar ese tiempo es lo más generoso que puedes hacer, porque es lo que menos tenemos. Hay muchas cosas que se pueden comprar. Pero ese tiempo y ese sostener, eso es la palabra generosidad.

Hay otra frase de tu madre en el libro que te dice «lo bien que te queda todo para lo mal que lo haces». ¿Qué ha sido lo peor que te ha dicho un hater? ¿Te afecta, o te pones barniz para que todo te resbale?

He evolucionado. Parto de la base de que tengo una comunidad muy bonita. Cuando entiendes que son opiniones, ya está. Cada vez que alguien me dice 'pues a mí no me gusta', lo que digo es: 'es lo normal'. Los que son más hirientes son los vídeos que se viralizan y salen de tu comunidad. En mi caso los recibo del público masculino en mis vídeos de bricolaje, porque al final seguimos asociándolo al hombre. En el momento que los hombres ven a una mujer haciendo cosas como un taladro, colapsan y van a degüello. Pero hay que entender que la gente da lo que tiene. Entonces, pobrecitos ellos. En el pecado llevan la penitencia.

¿Cuál es para ti la diferencia entre una casa y un hogar?

La casa es lo que vemos en las revistas de decoración que parecen decorados. El hogar es lo que revela todo mi corazón, que tú estás ahí y que los miembros de tu familia están ahí. La distribución, los elementos que reflejan que esa casa está vivida. Mi casa es tan reflejo de todo lo que yo soy. Me encantan los rincones, todo es mezcla. Lo nuevo, lo viejo. La casa que soy.

¿Cuál es el peor error que podemos cometer en una casa?

La verdad es que yo huyo de ese tipo de afirmaciones porque lo que para ti es un error, para mí puede ser lo que me da la vida. Yo creo que no hay errores, hay personas, y cada uno lo lleva a su terreno. Sobre todo, que lo que hagamos, que nos haga la vida cómoda, porque las casas son para vivirlas. No poder vivirla sería el gran error. Al final hay que conseguir que esos errores se conviertan en virtud. Hacer de la necesidad, virtud. Y verlo así.

¿Qué recomiendas a quien quiere decorar con poco presupuesto?

Hay cosas que son muy básicas, como una buena cama, una buena almohada, un sofá cómodo. Yo aplico mucho la teoría del coste por uso: si algo lo utilizas todos los días, es barato. Hoy en día lo tenemos muy fácil porque tenemos muchas cadenas de muebles y, además, todo se puede personalizar.

¿Cómo se logra que una casa tenga alma?

Queriendo mucho. Que haya ahí mucha emoción, buenas y malas. Las redes sociales hacen mucho daño. Yo soy muy fan del buen lejos. El hogar es lo vivido, lo sentido. Lo que está, aunque no sea perfecto.

HORÓSCOPO

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Géminis

Como signo de Aire, los Geminis son sociables cariñosos y divertidos. Son buenos conversadores y tenaces en sus planes y objetivos, con un punto de despiste. Pero, por la dualidad de su origen zodiacal, también pueden ponerse intensos de repente y obsesionarse con racionalizar todo lo que les rodea.