Qué es el IMO, el trastorno digestivo que muchos confunden con el SIBO pero que tiene notables diferencias

Desde que la ciencia comenzó a fijarse en la microbiota intestinal, por fin han puesto nombre a diversos trastornos que quien más y quien menos, sufría en silencio. Palabras como SIBO comenzaron a estar en boca de todos, pero hay más, muchos más.

Para quien todavía no lo sepa, el SIBO es el nombre que recibe un trastorno caracterizado por el sobrecrecimiento bacteriano. Es decir, que tan negativo es no alimentar tu flora intestinal, como que se reproduzca sin sentido.

Uno de esos primos hermanos del SIBO que es menos conocido pero que cada vez se está dando más, es el IMO. Puede que la primera vez que lo oyeses fue cuando Susana Molina, influencer y antigua ganadora de GH, confesó que se lo habían diagnosticado. Pero, ¿sabes qué es y en qué se diferencia del SIBO?

El sistema digestivo alberga una comunidad compleja de microorganismos, no todo son bacterias, aunque sea lo más nombrado. En el caso del IMO, se trata de un sobrecrecimiento de las arqueas metanogénicas, que son organismos que producen metano en el intestino.

¿Y cómo saber si este es tu caso? El IMO se manifiesta con una serie de síntomas, como hinchazón, estreñimiento, exceso de gases y, en algunos casos, dolor abdominal. Estamos hablando de una sintomatología muy excesiva, con una disbiosis muy notable (hinchazón abdominal), un estreñimiento agudo y un exceso de gases muy acusado.

Puede confundirse con el SIBO, pero la diferencia más notable, además del resultado que arrojen las pruebas, es que el trastorno más conocido suele cursar con diarrea, mientras que el IMO, por el contrario, provoca estreñimiento.

Si bien no estamos hablando de una enfermedad grave, se trata de un trastorno muy incómodo para quien lo padece. La dificultad para digerir ciertos alimentos, la disbiosis, el estreñimiento... todo esto hace que se sientan pesados e incluso no puedan ponerse su propia ropa por la hinchazón.

Lo primero es acudir a un profesional que pueda diagnosticarlo, lo que se consigue con una prueba de aliento. Y una vez el resultado ha sido positivo, existen diferentes formas de volver a equilibrar la microbiota intestinal para acabar con estos incómodos síntomas.

Para empezar, el especialista puede considerar una terapia con antibióticos. En estos casos, podría recetar rifaximina combinada con neomicina, la mezcla más eficaz para reducir los niveles de arqueas metanogénicas.

Pero la farmacología no es la única solución, ya que también suelen recomendar una dieta baja en FODMAP. FODMAP es el acrónimo de oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables, que son los alimentos que fermentan en el intestino y alimentan las bacterias y arqueas.

Son muchos los alimentos que deben limitarse o evitarse llegado el caso. Ciertas frutas, como las manzanas o las peras; algunas verduras, como el brócoli, la cebolla o el ajo; los lácteos; las legumbres; algunos cereales; bebidas como los refrescos o los zumos...

Sí, es un peaje duro, pero aquellas personas que sufren los síntomas del IMO a diario suelen sentirse bastante aliviados al modular su alimentación. Además, generalmente, tras unas semanas más estrictas, cabe la posibilidad de ir reintroduciendo ciertos alimentos.

También se puede recurrir a ciertos suplementos, como vitamina B12, hierro o ciertos probióticos, pero no siempre es necesario. Sea como sea, si te sientes identificado con esta sintomatología, lo mejor es que acudas a un especialista en microbiota para que valore tu caso de manera individual.